El pasado sábado 5, me acerqué al Conde Duque de Madrid con la intención de ver la exposición ‘Upfront‘ de fotorreporteros de guerra. Realmente tenía muchas ganas, y grandes expectativas, ya que es un espacio en el que todas las muestras tienen un alto nivel tanto en el contenido como en la forma.
En este caso, no sólo no me defraudó si no que me dio un 3 por 1. Había una retrospectiva sobre Colita (Isabel Steva), fotógrafa catalana, especializada en prensa, imprescindible en la transición titulada ‘¡Porque sí!‘, lo que da una pista de la declaración de principios de la artista.

He de empezar diciendo que esta muestra terminó ayer, día 6 de diciembre, me pasó completamente desapercibida, pero la habría recomendado sin duda.

Nada más entrar, nos recibía un collage inmenso con hojas de contactos de la fotógrafa, en ella podemos ver a personajes relevantes del siglo pasado en nuestro país, algunos fotogramas remarcados por el editor de turno o con algún apunte de la artista.

Un pequeño y ameno vídeo a modo de documental, nos presentaba a Colita, quien de primera mano nos contaba anécdotas, encuentros y encontronazos de su vida.

En el corazón de la sala, nos encontramos la primera gran selección de fotografías, en papel baritado, de diferentes retratos para periódicos como El País o revistas como Fotogramas. Destaca un enorme montaje de fotografías, que dividía el espacio a modo de mural en mosaico, con algunas copias digitales de otras tantas imágenes.

Más al fondo tenemos otro vídeo con una selección de fotos divididas en temas de unos 5 minutos, que no se hace pesado, todo adornado con frases de Colita.

La fotógrafa catalana nos transmite un punto de vista algo macarra, lleno de humor desenfadado y ‘políticamente incorrecto‘ que te atrapa en seguida, tiene una frescura maravillosa en sus reportajes, pero también una capacidad de retratar de manera muy profunda.

Al final de la muestra nos encontramos con una pequeña ilustración y un texto de la autora a modo de Padre Nuestro.

Tras esta divertida muestra, cambiamos el chip completamente, ya que la exposición ‘Upfront‘ contiene imágenes muy duras. Se trata de fotógrafos y fotógrafas hispano parlantes que han estado presentes en diferentes conflictos alrededor del mundo, y nos muestran la crudeza de aquellos lares.

Al entrar nos encontramos un enorme panel de créditos en el que se encuentra un poema (en el que se lee ‘velocidad de obturación’, pero no se dejen influenciar aún) y al inicio un claustrofóbico espacio en el que se nos muestra una pequeña bio de los fotorreporteros.

De nuevo, el montaje resulta muy innovador (aunque no por ello excesivamente ‘practico’), ya que estamos ante una sala a oscuras llena de fotografías en formato caja de luz. En la parte posterior de las mismas (la que vemos al entrar de cara) tenemos la noticia o el pie de página que describe la imagen, que tenemos al otro lado. Se hace un poco tedioso intentar seguir el orden (laberíntico) de cada uno de los apartados, y cuando uno de estos contiene más de 3 ó 4 imágenes te puede despistar leer primero y verlas después.

No obstante las imágenes son brutalmente desgarradoras, nada recomendables a un público sensible o infantil. Las copias parecen de tintas pigmentadas y el orden de cada una viene determinado por unas frases (con curiosas traducciones) seguidas de un tiempo de exposición (1/10, 1/11, 1/12…). El ambiente son ruidos, músicas mezcladas y algo de tensión, que acompañan bastante bien.
De hecho puede agobiar o estresar un poco a quien no esté habituado a estas muestras y montajes, pero cada frase que lees te va haciendo reflexionar un poco sobre lo que estás viendo, y todo lo que conlleve ‘pensar‘ es algo importante. No descarten perder la poca fe que les quede en la humanidad, aunque prefiero no entrar en detalles y que sean las propias imágenes las que hablen por si mismas.
Se define como una muestra con 73 imágenes, 3 vídeos, una banda sonora, un libro y un poema, y acaba el 31 de Enero de 2016. MUY RECOMENDABLE.

Al salir de la exposición con un poco de mal cuerpo, decidimos celebrar que estábamos vivos, sin frivolidades de por medio, ojo, pero tras ver tanta muerte y habernos concienciado, decidimos optar por refrescarnos la cabeza y el cuerpo con la última muestra de la tarde.
No se trata de piezas artísticas como tal, sino de los 125 años de Mahou, en los sótanos del Conde Duque. Al parecer la cervecera española quiere hacer algo parecido a la fabrica Guiness de Dublín, y acabar haciendo un museo de divulgación. Por lo pronto en allí podemos disfrutar de unas cañas dobles a 2 euretes, con invitación a otra, cón música en directo y un montón de cacharros relacionados con Mahou.

Para el que esté familiarizado con los rastros y mercados de pulgas verá que algunos de ellos ya empiezan a ser habituales en los mismo. Me llamó gratamente la atención unas placas de cristal de colodión húmedo y de gelatina de plata expuestas, y de gran formato.

Mención aparte merece esta explícita referencia al famoso grupo underground ‘Mahoullidos‘, de la que supongo que pocos se habrán percatado.

Así que si queréis un plan baratito y por el centro, ya sabéis, el Conde Duque siempre tiene ‘algo‘ que seguro que os agradará…
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