Adaptar una cámara DSLR a un telescopio


¿Recordáis aquel clásico telescopio que os regalaron por vuestra primera comunión? O peor, ¿Recordáis aquel telescopio que queríais tener de pequeños y NUNCA llegó?

Y es que la astronomía es una afición que no pasa de moda, el hombre lleva mirando al cielo desde que existe, y si bien ahora la programación de la tele ha mejorado, aún quedan ratos por la noche en que mirar al cielo y desconectar de este planeta un rato.

Bien, la buena noticia es que si sigues teniendo esa inquietud por el espacio y además te apasiona la fotografía, puedes combinar ambas aficiones. Y no sólo eso, además, los telescopios modernos, al igual que casi toda la tecnología, se han abaratado a un ritmo al que también aumentaba su calidad. Si antes el kit de iniciación a la astronomía más básico era caro y dejaba mucho que desear, ahora, por un precio razonable tenemos un buen equipo para unos cuantos años. Estos kits suelen incluir aparte del telescopio, una montura ecuatorial -un trípode motorizado que va girando para contrarrestar el movimiento de rotación de La Tierra- y un buscador de estrellas o una mira de ‘red dot’ –punto rojo- similar a la de los fusiles.

La mayoría de estos kits usan un tipo de telescopio denominado ‘catadióptrico’, que si lo piensas bien, no es más que un ‘objetivo catadióptrico’, de los cuales ya no se ven demasiado. La diferencia entre un objetivo de refracción normal y corriente y uno catadióptrico, es que estos últimos no llevan lentes. Así es, no lleva ningún elemento óptico, entonces ¿Cómo forman la imagen? Lo hacen a través de espejos, uno cóncavo grande en la parte posterior que refleja los haces de luz sobre otro más pequeño que está justo en frente, y éste último, los manda hacia el plano de nuestro sensor.

foto 1 - esquema catadióptrico

El recorrido total que hacen los haces de luz, en milímetros, de un espejo a otro y hasta el sensor, nos da la distancia focal, es decir si al final los haces de luz han recorrido rebotando de un lado a otro, medio metro, tendremos un 500mm. Hay que tener en cuenta, que los catadióptricos sólo tienen un diafragma de trabajo, y suele ser un diafragma tirando a cerrado, f8, por ejemplo, pero para compensar, son bastante más compactos que cualquier teleobjetivo de similar distancia focal. Quizás más adelante hablemos más en profundidad de ellos.

foto 2 - espejos del telescopio

En los telescopios, se acoplan unos oculares, que a modo de lupa, aumentan la imagen que crean estos espejos. En los kits de iniciación suelen incluir al menos un par de ellos, y al igual que se pueden comprar más oculares para intercambiar, es fácil encontrar adaptadores para acoplar nuestra cámara. Estos adaptadores consisten en un tubo de 2” con una rosca sobre la que se acopla una montura con diferentes bayonetas de varias marcas llamada T-Mount.

foto 3 - tubos adaptadores y monturas de Pentax y Canon

Es tan sencillo como montar el adaptador en lugar de un objetivo, e introducirlo en nuestro telescopio. Dejando la cámara fija, procederemos a enfocar con el sistema de enfoque del propio telescopio y jugando con el aumento en cámara en el modo live view -si disponemos de él- podremos observar con más detalle, los cráteres de la Luna, por ejemplo.

foto 4 - adaptador montado como un objetivo

A partir de este momento, podremos usar nuestro trípode motorizado para hacer desde la mera observación del espacio, o la fotografía planetaria, hasta exposiciones más largas siguiendo cuerpos celestes, y poder ver lo que se denominan objetos del ‘espacio profundo’, como galaxias o nebulosas.

foto 5 - cámara acoplada lista para disparar

Poco a poco veréis como vuestras dos aficiones, fotografía y astronomía, aumentan exponencialmente, si no os abduce algún platillo, porque recordad, “la verdad, está ahí fuera”.


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