Se dice tiempo de exposición…

Hoy en día, la cámaras sin espejo, también conocidas como ‘mirrorless’, EVIL –Electronic Viewfinder Interchangeable Lenses- o CSC –Compact System Cameras-, no son ninguna novedad, y aunque mucha gente ya ha comprado un segundo equipo, en general, son vistas como de ‘segunda clase’ respecto a equipos réflex. Hoy  vamos a ver algunas características que quizás os hagan decantaros a probar uno de estos equipos.

En primer lugar, hay que saber que la mayoría de las cámaras sin espejo son denominadas réflex en muchos lugares de Internet e incluso grandes superficies, esto quizás se debe a que también tiene objetivos intercambiables, pero eso no tiene nada que ver en que sean o no réflex. El término ‘réflex’ o DSLR –Digital Single Lens Reflex– hace referencia exclusivamente a cámaras que tienen espejo. Es decir si tenemos una cámara, que al quitarle el objetivo vemos el sensor pero en ningún caso el espejo, lo siento, pero no es réflex.

¿Eso es malo? Pues no, simplemente se trata de otro sistema que no necesita de un espejo para poder ver a través del visor lo que esta ‘viendo’ nuestro objetivo. Las cámaras sin espejo usan o bien un visor electrónico, o bien la pantalla trasera para poder visualizar las imágenes a fotografiar.

En segundo lugar, y una de las principales y  mayores ventajas que nos ofrecen, es su tamaño. Son bastante más pequeñas y compactas que una DSLR incluso de gama baja, y eso se traduce en menor peso, y aunque parezca una tontería, también en mayor discreción. Así es, cuanto más pequeña es una cámara, más desapercibida pasa en zonas donde alguien nos puede poner algún problema por sacar fotos. Si hacemos fotos en la calle, siempre intimidará menos una compacta cámara mirrorless que una enorme cámara réflex.

En tercer lugar, y siguiendo la onda del tamaño, hay quien piensa que los objetivos son peores, porque son más pequeños. En realidad dan la misma calidad que un objetivo pensado para cámaras DSLR, ya que son objetivos creados para ese formato en concreto, con las ventajas añadidas de que al no tener espejo, la parte posterior del objetivo puede estar más próxima al sensor, haciéndolos más compactos, con enfoques a menor distancia y con la posibilidad de adaptar objetivos de casi cualquier marca sin perder el enfoque al infinito. De esta manera, si no queremos perder una de las lentes de nuestro equipo DSLR, sabemos que podemos adaptarla a un equipo CSC.

Y en cuarto lugar, hay quien cree que al ser cámaras más pequeñas, los sensores son también más pequeños. Pues resulta que, sorpresa, son tamaño APS-C en incluso Full Frame. Incluso los primeros sensores Micro 4/3 de Olympus y Panasonic, competían sin ningún esfuerzo con los sensores de Canon y Sony.

Todas estas ventajas, han llevado a las marcas a tener que abrirse paso en este mercado, y las que lideraban el de las DSLR, véase Canon y Nikon, han tenido que reinventarse en el mundo de las mirrorless, sin embargo, las actuales marcas más potentes de este sector son Fuji, Olympus y Sony.

Las calidades de resolución superan los 20Mpx fácilmente, las gamas de objetivos siguen creciendo y tienden a aparecer modelos de formato completo con sensores de 24x36mm. Los acabados suelen ser algo mejores que las gamas inferiores réflex, con presencia de metal y magnesio en los cuerpos, y cierto aire retro en algunos modelos -especialmente en Fuji y Olympus, ¿Quizá de ahí su éxito?- que vuelven a las ruedas moleteadas para seleccionar tiempos e ISO en lugar de a tanto display. En cuanto a los precios, no son baratas, pero cuestan lo que una DSLR de plástico de gama baja, así que es para pensárselo, ¿No?

Como veis, no todo es lo que parece en fotografía, y a veces, como en muchos otros campos, menos, es más.