Fotografía de viajes


Uno de nuestros momentos más prolíficos como fotógrafos, es evidentemente, cuando estamos de viaje. La fotografía de viajes no es quizás como tal, una disciplina o campo dentro de la fotografía, sino más bien un conjunto de todas ellas. Y es que viajando no sólo descubrimos nuevos paisajes, además, aflora nuestro espíritu aventurero, y perdemos ciertos pudores del día a día, obteniendo retratos singulares o dejándonos llevar hacia la fotografía más callejera.

ramiro garcía llorente_Camboya1

Con algo tan amplio y tan particular como los viajes, en donde no hay dos iguales, es difícil dar directrices como términos absolutos, por eso estos son algunos consejos generales que podréis aplicar en vuestro trabajo cuando estéis fuera de vuestra zona de confort.

1 – Planifica

¿Sólo o acompañado? ¿Urbano o rural? ¿Lejos o cerca? ¿De aventura o todo incluido?

No existe una manera buena de viajar, existen cientos de miles de maneras diferentes que se amoldan a cada uno. Podemos hacer imágenes igualmente alucinantes de las selvas de Camboya o de ciudades masificadas como Nueva York. Pero si es importante antes de ir a cualquier sitio, investigar un poco sobre su historia reciente. Esto nos servirá tanto para disfrutar el viaje contextualizando lo que vemos, como para tener ciertos temas de conversación con gentes del lugar. Os aseguro que viajar así es disfrutar un poco más de la experiencia.

ramiro garcía llorente_Camboya3

2 – Pedir permiso

La eterna duda, pedir una foto, o hacerla en plan francotirador para que el protagonista no se dé cuenta. Bueno, no hay una respuesta correcta, sino miles de ‘dependes’. Si no queremos interrumpir la acción que queremos fotografiar, podemos ser discretos y cazar esa imagen, pero si queremos un buen retrato, no hay nada como pedir permiso, ya que el diálogo que se establece entre fotógrafo y modelo queda reflejado en la imagen. Es posible que las primeras imágenes queden un poco forzadas, pero poco a poco se irá relajando el gesto. Hay que tener en cuenta que los países occidentales –u occidentalizados- existe una cierta aversión a ser fotografiado por un extraño, con lo que es posible que nos encontremos con un no rotundo a nuestra petición, o cientos de preguntas de para qué queremos la imagen, que si vamos a ganar dinero, etc. En cambio en países menos globalizados nos encontramos con gente de todas las edades –pero especialmente los niños y los ancianos- que están no sólo encantados de ser fotografiados, sino que además posan con orgullo y divertidos.

En cualquier caso, cuando estamos de viaje, tenemos que dejarnos la vergüenza en casa, pensad que nadie os conoce, y que en el peor de los casos os llevaréis un no seco y ya, eso sí, no seáis incautos y queráis pedir permiso a un mafioso napolitano, elegid siempre alguien que os transmita buenas sensaciones. Pensad qué contestaríais a alguien que os pidiese retrataros.

Pablo G Romano_Suecia

3 – Usar cámaras pequeñas

Es posible –y repito, depende siempre del lugar de destino, y el rollo que llevemos en nuestro viaje- que estemos todo el día fuera de nuestro lugar de pernoctación. Cargar todo el día con una cámara muy pesada, con varios objetivos, y con un exceso de accesorios innecesarios sólo se traducirá en un dolor de cuello y espalda y un rechazo a volver a viajar haciendo fotos.

Elige una cámara buena, pero contenida en tamaño como las mirrorless de las que hemos hablado alguna vez, que ofrecen una gran calidad óptica, de archivo, y sobre todo, son menos intimidadoras en la calle que una réflex. La gente no se asustará cuando te vea llegar con una cámara pequeña y bonita, pero empezará a desconfiar cuando llegues con una tremenda réflex con grip y un teleobjetivo monstruoso.

También una bandolera en lugar de una mochila, ya que en algún momento querrás echar una caña o un café y las mochilas pueden ser aparatosas, aparte de que van gritando ‘turista aquí’.

En definitiva, muévete ágil, para evitar que se te escapen las fotos, pero también para que disfrutes tu viaje.

Pablo G Romano_Irlanda

4 – No tener miedo a las postales

Como estamos en un entorno que no es el nuestro habitual, nos apetecerá fotografiar monumentos típicos, edificios mil veces vistos y en definitiva hacer lo que en el mundillo se conoce como ‘postales’. Pues bien, no pasa nada, si eso te gusta recuerda que tú eres tu principal cliente, que las fotos son para ti. Conozco el caso de gente que ha ido a París y no ha fotografiado la torre Eiffel porque no había ningún misterio, cuando en realidad no tienes que buscar una razón o pretexto para crear todas las imágenes que te dejen satisfecho.

Un campo que siempre es muy efectista, son las panorámicas, hacerlas es muy sencillo, y nos valen para las vistas de una ciudad, de un paisaje natural o para cubrir la falta de un gran angular muy extremo.

Pablo G Romano_Francia

5 – Disfrutar del viaje

Esto puede sonar un poco raro, pero es cierto que a veces nos vamos de viaje a través del visor de la cámara, nos pasamos el día haciendo fotos y nos perdemos los sitios en directo. Hacer buenas fotografías no consiste en disparar mucho y luego cribar las mejores, sino en una pequeña reflexión, una necesidad de inmortalizar un momento tras haberlo vivido y sentido uno mismo.

6 – Imprime

Una vez vuelvas y por fin termines de procesar todas las imágenes, no te quedes ahí, imprime un álbum o crea ‘algo’ que te permita ver las fotos en cualquier momento, ya que automáticamente volverás a estar de vacaciones, y eso mola todo.

Actualmente existen laboratorios online con muy buenos precios para los álbumes, y de verdad que está genial crear una biblioteca fotográfica de viajes, con la que ser la envidia de tus amigos.

Pablo G Romano_Inglaterra

Y sobre todo, después de haber ido, fotografiado, cribado, editado… Una vez imprimes ese viaje, parece que cierras un círculo y lo único que te queda es pensar en el siguiente sitio.

Y por supuesto… ¡Buen viaje!


3 respuestas a “Fotografía de viajes

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