Fotografía de estudio I


En los últimos meses te contamos trucos para un montón de disciplinas fotográficas, en algunas, como la fotografía callejera, había un montón de factores que no podíamos prever, pero en otras como el producto o el retrato, era casi imprescindible de hecho, el hacer una labor de preproducción para preparar materiales, maquillaje, vestuarios, atrezo, etc., y es que cuando pasamos al estudio, debemos llevar todo bien atadito, para evitar sorpresas de última hora.

Si eres una persona con cierto bagaje fotográfico a tus espaldas, quizás necesites saltar a un punto más profesional  y entrar en un estudio, aunque a lo mejor te da pánico no entender cómo funciona; hoy hablaremos sobre las luces en el estudio para aclararte algunos conceptos.

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Como preámbulo, y como tal vez sepas, al hablar de fuentes de luz, encontramos dos tipos, luz continua, y luz puntual o de destello y cuando en este caso hablamos de fotografía de estudio, nos referimos al uso de las segundas. Pero veamos qué son y qué ventajas e inconvenientes tienen cada una.

LUZ CONTINUA

Son todas aquellas que no son de destello –qué absurdo, ¿No?, luego comprenderéis el porqué-, las que enchufamos a la corriente o a una batería, y se quedan encendidas todo el rato. Aquí entrarían las luces incandescentes tipo halógenas, fresnel, cuarzos, colas de cerdo, etc., y son usadas para vídeo en su mayoría.

La gran ventaja que tienen es que vemos ‘en directo’ cómo afecta la luz en el modelo a fotografiar, simplemente la colocamos, añadimos más luces, regulamos sus intensidades… Hasta que la escena está a nuestro gusto.

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Parece que son más accesibles a cualquier público, sin embargo, las desventajas son bastantes. Para empezar, están todo el tiempo conectadas, lo que supone mayor consumo de potencia y mayor desgaste en las lámparas, éstas además, suelen desprender bastante calor, que crea un ambiente de trabajo cargado y con sudoraciones en los modelos. Por otra parte, cada fuente de luz tiene una temperatura de color concreta, así que no puedes mezclar halógenos con LED, o con fluorescentes, porque nunca conseguirías hacer un buen balance de blancos, ni siquiera con una carta de grises, aunque esto se puede corregir con gelatinas ámbar o azul.

La potencia no es ninguna maravilla, incluso, aunque tú veas todo bastante iluminado en el plató, tú cámara no será tan agradecida, y te exigirá altos ISOs o grandes aperturas para recoger bien la información y permitirte tiempos más bien cortos, imprescindibles si fotografías cosas en movimiento, como líquidos, en el estudio.

LUZ PUNTUAL

Flashes. Como habrás imaginado, se refiere exclusivamente a ellos. También conocidos como ‘luces de descarga’, ya que se trata de un condensador que se ceba hasta determinada potencia que le pongamos y la suelta de golpe, en una milésima de segundo. Flashes tenemos un montón de tipos, tenemos los integrados a la cámara que llamamos ‘pop’ por el sonido que hacen al abrirse, luego los externos tipo speedlite de mayor potencia, y por último los flashes de estudio, de los que hablaremos hoy.

Las ventajas de esta fuente son numerosas, para empezar todas dan una temperatura homogénea, concretamente luz día, o 5000K – 5500K. Es decir, usar flashes es como meter varios soles en un estudio y moldear la luz con ellos, variando la potencia y la orientación, ¿Increíble, verdad?

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Por otro lado, y al contrario que el la luz continua, la potencia es suficiente para disparar a ISO 100, olvidándonos del ruido en la imagen y usando la sensibilidad nativa de nuestro sensor, y permitiéndonos además usar los puntos dulces de nuestras ópticas para evitar aberraciones cromáticas o difracciones.

No dan calor, ya que permanecen apagadas –ojo, las lámparas en el momento de saltar sí cogen temperatura, tanto como para que se te pegue la mano si las tocas, pero se disipan al instante- y las lámparas de modelado no dan más calor que una bombilla convencional.

Medirlas por separado es extremadamente sencillo con un fotómetro, aunque en sucesivos capítulos hablaremos más en profundidad de cómo usarlo.

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Las desventajas, además de pocas, son bastante fáciles de superar. En primer lugar como la luz salta durante una milésima de segundo, no la podemos ‘encender’ para ver lo que estamos iluminando, pero para eso tenemos las lámparas de modelado, unas bombillas incandescentes colocadas en el mismo lugar que los flashes, y que se regulan proporcionalmente a la potencia que le hayamos puesto al flash. De este modo tendremos disponible la mayor ventaja de las fuentes de luz continua hasta el momento del disparo, en el que los halógenos se apagan para que salten los flashes.

La otra desventaja es que los flashes tienen un tiempo máximo de sincronización con la cámara. Éste puede variar en función de la antigüedad de la cámara, aunque lo normal es que parta como mínimo de 1/125s. Eso sí, por muy buena y nueva que sea tu cámara, no sincronizará a menor tiempo de 1/250s. Esto es debido a la obturación por cortinillas, y a que mecánicamente, éstas no pueden ir más rápido para hacer tiempos más cortos, y a partir del tiempo de sincronización, los siguientes tiempos más cortos se realizarán sin dejar al descubierto el sensor al completo en ningún momento, sino que cuando la primera cortinilla aún no haya llegado a descubrir todo el sensor, la segunda ya habrá comenzado a ocultarlo.

En resumidas cuentas, si disparamos un flash a un tiempo más corto del de sincro, aparecerán unas bandas negras a los lados de la foto o arriba y abajo, estas bandas son las cortinillas de nuestro obturador.

De todas maneras, como dijimos anteriormente, la luz de destello dura una milésima de segundo, y debido a la diferencia de potencia de luz ambiente y flash, será la propia luz la que obture la escena, algo parecido a lo que vimos cuando hablamos de lightpainting. El resultado será que aunque disparemos a 1/15s, 1/125s ó 1/200s, nuestra imagen será igual, y presentará un tiempo de exposición de 1/1000s, es decir, los flashes congelan la escena incluso con tiempos de exposición largos. Para saber el tiempo de exposición de tu cámara puedes mirar el manual, o abrir el flash integrado y el tiempo más corto que te deje usar será el de sincronización.

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Pues ya tenemos identificadas las fuentes de luz artificial de que disponemos, y hemos analizado los flashes. Lo siguiente será probar esquemas de iluminación, ¿Te animarás a probar los flashes de estudio?


2 respuestas a “Fotografía de estudio I

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